Los principales signos de alerta son:
- Rabietas.
- Violencia en el hogar o en el colegio.
- Llanto frecuente.
- Incapacidad para concentrarse
- Bajas calificaciones en el colegio
- Temor a ir al colegio
- Enuresis secundaria (el niño se orina cuando por un periodo ya había logrado controlar los esfinteres)
- Pesadillas recurrentes
- Comerse las uñas o el cabello.
Todas estas conductas deben ser consultadas con un médico o psicólogo según sea el caso y no dejar pasar mucho tiempo. Lo importante es no pensar que las conductas del niño son manipulaciones de este, sino validar y contener su angustia para luego buscar ayuda.
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